martes, 7 de febrero de 2017

Cositas buenas


Vivencias de la obra “Cositas buenas” de Paul Klee
Conqueror (1930). Acuarela, 41.6 x 34.2 cm. Paul Klee Foundation, Kunstmuseum, Berne, Switzerland.

El ocre cubrió la página, se fusionó con la recta, se hizo cubo y bandera.
La vida se cercenó en ángulos agudos y la guadaña se negó a sesgar el infinito, encerrado en esfera o en medialuna gigante.
La existencia se volvió acuarela y la flecha marcó el pasado mientras la muerte refulgió el futuro; un anaranjado brillante dio sombra al estandarte, puso perspectiva vital frente al siniestro personaje y el amarillo abrió paso al azul de la eternidad y la vida sonrió y se aferró a la esfera y la noche oscura se encendió en luna creciente y apuntó a la trascendencia y allá abajo, mortal y solo, el cruel fantasma se tomó para no caer de espaldas, para no volver al pasado y ser devorado por el peso de la historia acompañada de muchos años y el ocre fue pared, fue cimiento, fue mirada y reflejo, ocre, todo ocre, muy ocre.


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