viernes, 22 de marzo de 2024

Texto publicado en la Revista El Narratorio N° 97



El calcetín rojo

 

Se pasó una hora buscando el calcetín rojo pero no aparecía por ningún lado.
     Facundo no se explicaba cómo había sucedido pues los habia dejado juntos sobre las nuevas zapatillas que había comprado para la ocasión.
        Buscó en el armario, en la mesa de luz, entre las sábanas...misterio.
      A medida que el tiempo transcurría se empezó a desesperar. El colectivo partiría a las veintitrés horas en punto desde la puerta del colegio y ya eran las veintidós y treinta pasadas.
     Este sería el último año de la escuela media y, como se estila ahora, habían organizado pasar la noche previa al último primer día de clase en una confitería bailable. Para asistir, contrataron un ómnibus que los llevaría a una discoteca de Carlos Paz, y de regreso, los dejaría en la acera de la escuela, a la ocho, hora de ingreso.
    Como ésta era una institución muy severa y los había obligado durante el transcurso de toda la carrera a utilizar un uniforme formal, buzo y remera verde oscuro, zapatillas y medias negras, habían decidido apersonarse ese primer día de clase con remeras rojas, jeans, zapatillas blancas y zoquetes rojos.
      La sola planificación de la previa y el atuendo los había puesto eufóricos. De ahí la desesperación de Facundo quien no encontraba su calcetín.
      El reloj marcó la hora y el joven comprendió que se quedaría sin fiesta.
      Se tiró sobre la cama desconsolado y entre rabietas y lágrimas se durmió.
     A la mañana siguiente, su madre, quien suspiró aliviada cuando lo vio en la habitación, lo despertó con la terrible noticia: sus compañeros se habían presentado al colegio bastante subiditos de tragos y vestidos ridículamente por lo que la Dirección había decidido aplicarles una importante sanción disciplinaria, que podría llegar hasta la expulsión.
      Facundo no podía creer lo que ella le relataba, se levantó con manos y pies sudados por los nervios y se dirigió a la cocina a buscar un vaso de agua pues tenía la boca seca y le costaba respirar.
      Al pasar por la cucha del perro, le llamó la atenión algo que asomaba bajo sus patas peludas.
     Se acercó, las levantó y ahí estaba su calcetín rojo. Cómo lo iba a reprender si lo había salvado del castigo.
 

sábado, 16 de marzo de 2024

Araña tigre, de la foto nace la idea de semejanzas


Semejanzas

 

Te vi, araña, imponente, segura, atrevida, desafiante, coqueteando con el macho que atento te presume.

 Te vi agarrada a entretejido con perlas perfumadas de llovizna, te volví a mirar y a continuación, mis ojos se dirigieron a mi cuaderno, papel salpicado de palabras, regado de sentimientos que se entrelazan, que pintan retazos de vida.                                    

Nació así la idea de que no somos distintas, ambas tejedoras, vos de un hábitat, yo de una radiografía de mi vida.Los filamentos que te sostienen son finos, pero tienen la fortaleza de soportar tu peso, mientras que los garabatos de mis letras patinan en el laberinto de mis inseguridades.

Te vi fuerte, araña, sólida, al acecho y me vi pequeña, enredada en mis miedos, tejiendo pequeños nichos de palabras donde encontrar protección.