Silla plegable
Se arrastró con una silla plegable bajo su brazo, se detuvo
frente a la tumba que ahora tenía una identificación, desplegó el asiento y se
sentó.
Doblada por el tiempo recuperaba la razón de vivir.
Ahora sabía que debajo de esa sábana de mármol, dormía su hijo.
Le habló con voz queda, le dijo cuánto lo amaba, lo
sintió cerca, lloró, rezó un responso, se persignó, se paró con dificultad,
dobló la silla y partió con la convicción que ninguno de los dos olvidaría esa
visita.
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