Desde unos cuantos meses atrás, después del viaje, noté que la relación con Ernesto no era como antes. Se lo veía nervioso y esquivo, a veces, parecía un león enjaulado.
Comenzó a regresar cada vez más tarde pretextando exceso de trabajo. Se empastillaba antes de dormir de forma tal que me hacía pensar que abusaba de las medicinas.
Al principio intenté ignorar la situación, no quería enrollarme en suposiciones pero la tensión entre ambos iba en aumento y ya no podía seguir mirando al costado.
Ese anochecer me telefoneó con voz queda y me anunció que no vendría a dormir, le había salido un viaje a la Capital y se dirigía al aeropuerto.
Corté y me senté para disimular el temblor de mis piernas. Cuando pude recuperarme, me dirigí al escritorio e hice algo que nunca me había atrevido a hacer: abrí su computadora y empecé a buscar. Yo tenía fama de ser anti-tecnológica por lo que él no se había molestado en poner claves.
Era una investigación a ciegas, no sabía qué podía encontrar pero intuía que allí estaría la clave de tanta intriga. Después de recorrer horas y horas sus redes sociales, su correo, llegué a la sección archivos y me sorprendió, tras un largo listado la denominación de uno en particular: “Cajita feliz”. Lo abrí y apareció ante mis ojos una extensa lista con cifras. Me llevó largo tiempo poder decodificarlas hasta que un dato concreto fue la llave del enigma: la palabra éxtasis escrita como anagrama; recordé las noticias de la noche anterior que daban cuenta de una investigación sobre una banda internacional con conexiones locales que traficaba pastillas, así, la noticia me llevó directamente al listado que tenía frente a mis ojos; supuse que detrás de ese prestigioso gabinete de abogados penalistas al que él pertenecía, se escondía el lazo con la red.
Evidentemente que los números que aparecían eran cantidades, montos, un calendario y un código secreto que identificaba a los clientes. Ahora comprendía la compra del vehículo de alta gama seis meses atrás y el viaje que hicimos al Caribe. Era para festejar la culminación de un largo y millonario juicio que a él le dejó buenos dividendos, según relató.
Yo me sumé a su alegría pero había algo que no me dejaba disfrutar en plenitud, intuición femenina, quizás.
Evidentemente, en las últimas semanas la situación se había salido de los carriles, de ahí su cambio de humor hasta quizás acompañado de miedo.
Comprendí que su actitud distante no era porque me hubiera dejado de amar, sino, para no involucrarme en una actividad criminal.
Ahora que había descubierto sus andanzas, debía tomar una decisión: ignorar todo y aguardar el devenir de los acontecimientos o hacer la denuncia.
Lloré, lloré en silencio, grité mi rabia, recorrí con los ojos empañados por el dolor el largo listado, abrí el cajón del escritorio, saqué un pendrive, lo puse en la computadora, y cliqueé “guardar”. Con tantas evidencias a la vista, no tenía coartada.
Después, como si cargara una mochila llena de piedras sobre mi espalda, me dirigí hacia mi aposento…
Muchas gracias por la visita y por tu amable comentario.
Me ha gustado tu historia, aunque he tenido que releerla.
En mi humilde opinión, el párrafo que empiezas “Era una investigación…” y terminas con “según relató” necesita un repaso. Así agobia un poco, puedes poner punto y aparte…
No sé por qué has escrito capital con mayúscula. También tienes muy seguidas las palabras “claves” y “clave”, la segunda podías sustituirla por “llave”
Gracias por tu trabajo. Nos leemos.
Saludos.
Según iba leyendo me he sentido como la protagonista. Ella desconoce lo que se va a encontrar, lo mismo que el lector. Esa sensación de ir al mismo paso que la protagonista me ha enganchado. Lo has manejado muy bien, Galia. El temblor de piernas ante la sospecha o el descubrimiento es muy real.
El final, guardando la información por si alguna vez tuviera que usarla, me parece una postura muy inteligente por su parte.
Seguramente hay alguna coma mal puesta por ahí, pero yo lo he disfrutado igual.
Un saludo
Me ha enganchado mucho tu relato. Pensé que la cosa iba para otro lado, y tuve que seguir leyendo -investigando como la protagonista de tu historia – para poder descubrir que acontecía en realidad. El final esta muy bien resuelto por vos y por la protagonista.
Gran trabajo. Felicitaciones.
Estupendo relato lleno de intriga, hasta el final incluso porque no termina de saberse la verdad. Bien narrado de forma que mantiene el interés y refleja el estado de ánimo de la protagonista. Tal vez ese final: “me dirigí a mi aposento…” desluce un poco por los puntos suspensivos. ¿Qué tal: “Me acosté y apagué la luz”?
Entre las objeciones que le pondría, ya te han comentado que hay comas fuera de lugar:
“Se lo veía nervioso y esquivo, a veces, parecía…” Mejor: Se LE veía nervioso y esquivo. A veces parecía…
“…que no vendría a dormir, le había…” Cambiar la coma por dos puntos ya que, de esa forma, introduce el por qué no venía a dormir.
“…locales que traficaba pastillas, así, la noticia me llevó…” Después de pastillas mejor punto y eliminar la coma después de así.
“…dejado de amar, sino, para no involucrarme…” Suprimir la coma posterior a sino.
Parece chocante que para ser anti-tecnológica (resalto lo de anti), pudiera decodificar un listado o hacer una copia de los archivos. Mejor que “guardar” tal vez sea más contundente “copiar”.
Esta frase: “Se empastillaba antes de dormir de forma tal que me hacía pensar que abusaba de las medicinas.” Yo la modificaría ya que si se “empastilla”, es más que evidente que abusa.
Ha sido un placer.
Saludos.
Galia
Estupendo relato, te mantiene sin casi parpadear durante toda la lectura. La narración me gusta mucho, hay algunas expresiones raras para mí pero es por las diferencias en nuestra forma de expresión.
La trama me gusta mucho, aunque siento que al final pierde algo de fuerza; empieza con algo que no sospechas, continúa en otra cosa más grande y acaba en un final que no acabo de entender, puede ser por eso por lo que perciba esa pérdida de fuerza. No obstante, solo es una apreciacón por si pudiera aportar algo a este estupendo relato.
No leemos!!!
Gracias por pasarte por mi relato y comentarlo.
Tu historia me ha gustado. La he encontrado interesante y entretenida.
Te apunto algunas cosas que he visto por si pudieran ayudarte:
“Se lo veía nervioso y esquivo”. Cuidado con los leísmo. Debe ser: “Se le veía nervioso y esquivo”.
“Se empastillaba antes de dormir…”. La palabra “empastillaba” no consta en el diccionario.
“…pero la tensión entre ambos iba en aumento”. El narrador está en primera persona, por lo tanto esta oración debería ser escrita así: “…pero la tensión entre “nosotros” iba en aumento”.
“…le había salido un viaje a la Capital y se dirigía al aeropuerto”. En esta oración, la palabra “capital” no debe escribirse con mayúscula.
Repites en un corto espacio el adverbio “quizás”. Que creo no es plural: “Quizá”.
Bueno, espero seguir leyéndonos en futuros retos.
Felicidades.
Nos seguiremos leyendo.
Saludos.
Galia
Muchas gracias por pasarte por mi relato. Agradezco mucho tus comentarios. Tengo que pedirte disculpas , de alguna manera tenia que haber indicado que es una continuación del nº 53 del mes pasado. Algunos compañeros me pidieron una continuación y así lo he hecho.
Respecto al tuyo, como siempre, me ha encantado leerte. Llevas la intriga de principio a fin aunque me has dejado con ganas de mas. ¿habrá segunda parte explicando que hace con el pendrive?.
Nos seguiremos leyendo
Por lo demás, lo tuyo me pareció impecable. Felicidades….