Tintineo
al amanecer
Hoy me visitaron, no me quedan dudas, hasta tuvieron
la desfachatez de despertarme, pero no importa, me hicieron feliz.
A las seis de la mañana un tintineo agudo me despertó.
—Estoy soñando—, me dije, pero a los pocos segundos, el mismo se repitió. Me
tapé hasta la cabeza y esperé.
Al rato sentí que Víctor se levantaba, golpeaba
puertas y ventanas y a alguien le hablaba.
Asustada le pregunté qué pasaba y me comentó que un
pichoncito de colibrí estaba acurrucado en el escritorio y lo sacó, al abrir la
ventana.
Empezó así a girar sobre mi cabeza situaciones que
escapaban a toda lógica.
Días atrás elaboré un boletín para el barrio y en una
nota incluí la historia de los colibrís y fotografiamos un nido que había en el
patio de un vecino. Costó tomar la fotografía pues el pequeño nido estaba en la
mata de un jazmín amarillo muy espeso.
Cuando Víctor reveló la toma, se dio con que dentro
del nido había dos huevitos. Inmediatamente compartió el hallazgo con el dueño,
quien a la noche me habló ofuscado preguntándome qué había hecho con los
huevitos pues habían desaparecido.
Respondí con enojo y ofendida pues nunca se me hubiera
ocurrido tocarlos.
Pasó un mes durante el cual Víctor no volvió a tocar
la cámara y una semana atrás cuando quiso tomar una foto, el diafragma no se
podía abrir, parecía trabado con algo. Insistió, pero no hubo manera, algo lo
apretaba con fuerza.
La presencia del pichón en el escritorio que es el
lugar donde se guardan las cámaras me produjo extrañeza, más aún cuando
mantenemos la casa herméticamente cerrada por temor al contagio de dengue. Le
solicité a Víctor que probara la cámara y ésta respondió perfectamente, nos
miramos con curiosidad.
Otro hecho extraño es que el pequeño colibrí hizo
sonar la campanita que cuelga junto al retrato de mis padres muertos, danzó
delante de ellos y voló a la libertad.
A partir de entonces muchos interrogantes dan vuelta
en mi cabeza, pero mi corazón me dicta que ellos me visitaron a través de esta
ave que real o imaginaria, nacida en su nido o en la lente de la cámara, llenó
de sonidos la madrugada.